Una de las cosas que el fuego se llevó fue la inocencia.
Inocencia entendida como la capacidad de confiar en el ser humano sin necesidad de estar en todo momento en guardia,como la facilidad que tiene el hombre ,como individuo, de existir sin prejuicios , sin valoraciones previas y sobre todo sin maldad.
Entendiendo la inocencia como aquello que nos hacer ser igual que niños , tender la mano y abrirnos a todo aquel que llega a nuestras vidas.
Pues bien, el fuego nos hizo perder la inocencia y dejó una amplio mar de cenizas que recuerdan día tras día aquello que tanto nos gustaba y aquello con los que disfrutábamos: la capacidad de confiar.
